Cuando regresé de Italia en noviembre de 1990 tenía la firme decisión de abrir nuevos horizontes más allá de mi oficio. El propósito era poder utilizar algo de lo aprendido durante tantos años de trabajo.
Fue así que, al llegar, además de continuar con el taller junto a mi hermano Adrián, emprendimos la idea de hacer pequeñas esculturas en bronce, utilizando un novedoso sistema de fundición.
Con la ayuda de nuestro padre Paulo y el amigo Tumín confeccionamos algunas esculturas con resultado satisfactorios, pero sabíamos que algo nos faltaba.
Un día, recorriendo librerías, me encontré con un libro que me cambió la vida. Se llamaba “El Libro de los Bastones”. Se trataba de una obra sobre bastones de época. En la portada había cinco y, cuatro de ellos, eran empuñadura de metal. Al leerlo y releerlo, comencé a apasionarme con el tema.
Desde allí, me concentré en diseñar bastones de paseo con un toque artístico, poniendo en ellos toda mi experiencia y mis ganas de desarrollar una colección de relevancia, especialmente trabajando con plata fundida, utilizando tecnología de cera perdida, lo que me ha permitido crear esta forma de arte llamada bastones.
Fueron muchos años de búsqueda, de éxitos y fracasos. Pero nunca me di por vencido y tuve la dicha de encontrarme personas dispuestas a ayudarme. Este camino me llevó más de veinte años. Hoy con mucho orgullo puedo presentarles el producto de tanto esfuerzo, dedicación y pasión. Aquí están mis bastones, espero que les gusten tanto como a mí.
Carlos Luis Maini